HISTORIA
DEL MONASTERIO
Se encuentra en la
Villeta de Santa Clara, situada en la vereda que conduce a El Viso de los
Pedroches, a unos 900 metros del casco urbano del pueblo de Belalcázar.
Tiene una extensión de
unos veinticinco mil metros cuadrados de los cuales hay edificados casi siete
mil metros. Por su extensión, sus artesonados policromados y arquitectura, en
la que destacan los cuatro tipos de armaduras mudéjares, está considerado el segundo monumento histórico-religioso, en
importancia, de la provincia de Córdoba, después de la Mezquita-Catedral.
Fue fundado en el año
1.476 por la primera condesa de Belalcázar, Elvira de Zúñiga. En un principio,
fue construido para albergar a los frailes Franciscanos por lo que se le puso
el nombre de monasterio de San Francisco.
Tanto Doña Elvira, como
sus hijas, acudían con gran asiduidad a este monasterio para rezar y retirarse
a la meditación, por lo que construyeron unas casas colindantes para ellas y sus
criados, formando de esta forma la mencionada Villeta de Santa Clara. Para
incentivar que fuesen habitadas, a las personas que ocuparon estas casas les
perdonó el tributo que debían de pagarle y además obtuvo privilegios de los
Reyes Católicos para que tampoco pagasen los tributos que debían a la Corona
Real.
Cuando muere Doña Elvira
(1.483) sus hijas Leonor e Isabel deciden profesar la religión católica, como
monjas de clausura, en un convento contiguo al de los frailes. Pero ante lo
poco acertado de la proximidad de ambas congregaciones se aconsejó la separación
de dichas comunidades.
De este modo, las monjas se quedaron con todo el recinto y a los frailes se les construyó otro edificio más cercano al pueblo.
Este nuevo convento de
frailes, construido por Doña Teresa Enríquez, dado que su construcción comenzó el
día de la onomástica de Los Cinco Mártires de Marruecos, fue denominado de San
Francisco de los Cinco Mártires de Marruecos.
Autorizado por bula de
Inocencio VIII en 1486, por mediación de Fray Juan de la Puebla, los frailes
tomaron posesión del mismo en 1490.
Documento cedido por D. Cándido Gómez Suárez, es una Carta remitida por Juan Manuel Marmolejo a Wenceslao de Argumosa en la
que le adjunta las bulas del papa, Inocencio VIII por la que se fundan los
Conventos de Santa Clara y de San Francisco en la villa de Belalcázar (Córdoba)
ya que María Josefa Pimentel Téllez-Girón, XIII duquesa de Béjar y XII
condesa-duquesa de Benavente quiere saber si puede reclamar el terreno del
segundo convento por su supresión.
Este nuevo monasterio contó con una comunidad de entre 30-40 religiosos y dispuso de estudios de Teología.
Este nuevo monasterio contó con una comunidad de entre 30-40 religiosos y dispuso de estudios de Teología.
Además, el cardenal Fray
Francisco de los Ángeles Quiñones, en 1.533, emitió indulgencias para este
convento, al encontrarse en él las reliquias de Dos de las Once Mil Vírgenes:
Santa Eulalia y Santa Manila.
El antiguo Convento de
los franciscanos fue ocupado por las monjas, que esperaban ansiosas el traslado
de los Franciscanos a su nuevo convento, también en el año 1.490.
Vinieron a este lugar
monjas procedentes del Convento de Nuestra Señora de la Consolación de
Calabazanos (Burgos), trayendo un trozo de la Columna en la que ataron a
Jesucristo para azotarle. Llegaron el 21 de febrero de 1.494 y desde entonces
se llamó Convento de Santa Clara de la Columna, sujeto a la custodia de Santoyo.
En el año 1.493, tanto
Santa Clara de la Columna como Los Cinco Mártires de Marruecos son desligados
de la Custodia de Santoyo y pasaron a ser acogidos a la de Santa María de los
Ángeles, fundada por Fray Juan de la Puebla, hijo de Doña Elvira de Zúñiga.
A partir de este momento
el monasterio va sufriendo ampliaciones y modificaciones para adaptarlo a las
necesidades de los condes y de las nuevas inquilinas, ya que las reglas de una
orden masculina son diferentes a las femeninas.
Así, por parte de los
condes, se añade una nueva dependencia paralela a la iglesia para que sirviera
de panteón familiar. Esta nueva dependencia se bautizó con el nombre de capilla
de San Benito, hoy conocida como Capilla del Santísimo.
En su última voluntad y
testamento, firmado el 1 de noviembre de 1544, Francisco de Zúñiga y Guzmán
Sotomayor, tercer duque de Béjar, pidió que lo enterraran con el hábito de un
franciscano en medio de las tres pequeñas capillas del monasterio de San
Francisco en Belalcázar.
Hasta que este fuera
terminado, su cuerpo debía reposar en la capilla de San Benito del convento de
Santa Clara. Dio instrucciones de seguir su entierro con nueve días de
"misas cantadas y Oficio de Difuntos”, para lo cual mandó hacer diez
libros de coro de Oficios.
El convento de Santa
Clara de la Columna disponía de estos diez magníficos libros de coro, donados
por el Duque para completo uso de los Franciscanos, que se encuentran ahora en
la biblioteca The Hispanic Society of America in New york". Están
decorados en estilo Mudejar y tienen elaborados grabados.
"Libro Música en los
Pedroches”
Por parte de las monjas
se añade el dormitorio alto, ya que su regla establecía que debían dormir juntas
en la misma habitación, la enfermería baja para el verano y la enfermería alta (sala
del barco) para el invierno.
Fue declarado bien de
interés cultural “BIC” el 27 de agosto de 1982.
En el año 1992 y dado el
estado ruinoso del edificio de los Cinco Mártires, se deciden trasladar los
restos mortales de la familia condal, que seguían enterrados en el mismo, al
convento de Santa Clara de la Columna, donde permanecen en la actualidad.
Las dependencias con que
cuenta el monasterio son todas únicas, diferentes unas de otras y es imposible determinar
cual es la más bonita, pues cada una tiene su propia identidad, por lo que
aconsejo al lector su visita.
Solo me limitaré a
enumerarlas:
En la zona visitable encontramos: La iglesia, el claustro principal o patio de los naranjos, el refectorio, la sala capitular, las celdas de los frailes franciscanos, la celda de Sor Felipa de la Cruz, el coro alto, la sala de columnas, el dormitorio alto, la enfermería baja, la enfermería alta o sala del barco y la zona de la antigua viña donde está enclavada la cruz de Sor Felipa.
En la zona de clausura se encuentra: La sacristía, la capilla del Santísimo, el obrador, el conventito o dormitorio de las monjas, el antiguo cementerio, la huerta, la fuente de la Samaritana, la casa de oración y algunas dependencias auxiliares.
En la zona visitable encontramos: La iglesia, el claustro principal o patio de los naranjos, el refectorio, la sala capitular, las celdas de los frailes franciscanos, la celda de Sor Felipa de la Cruz, el coro alto, la sala de columnas, el dormitorio alto, la enfermería baja, la enfermería alta o sala del barco y la zona de la antigua viña donde está enclavada la cruz de Sor Felipa.
En la zona de clausura se encuentra: La sacristía, la capilla del Santísimo, el obrador, el conventito o dormitorio de las monjas, el antiguo cementerio, la huerta, la fuente de la Samaritana, la casa de oración y algunas dependencias auxiliares.
El monasterio empezó a
ser restaurado por la Junta de Andalucía en el año 1986 y en la actualidad, año 2018, aún no ha terminado su completa restauración.
CURIOSIDADES DE SANTA CLARA
VISITA
DE LA REINA ISABEL LA CATÓLICA
Se dice que en la piedra
que se halla en el lado derecho de la entrada al convento, se sentó la reina
Isabel la Católica cuando pasó por la Villa camino de Granada para su
conquista.
Unos cronistas se hacen
eco de este hecho, refiriéndose al mismo de la siguiente forma:
“La
Reina Católica Doña Isabel teniendo noticias de la santidad de la comunidad de
Santa Clara de la Columna pasaba hacia la conquista de Granada se hospedo en
ella unos días, “con la experiencia, y trato de las religiosas comprobó la
opinión y vio su religiosa virtud” y concedió a la comunidad algunas mercedes y
gracias...”
Otros, sencillamente, lo
ponen en duda.
En mi opinión, este hecho si tuvo lugar, pues es hecho probado que la Reina vino a nuestra Villa y muy
bien pudo sentarse a descansar en la mencionada piedra esperando que abriesen
la puerta, pues el viaje era muy penoso.
La visita pudo
producirse, mejor dicho se produjo, por la relación familiar entre la Reina y la Condesa.
Es sabido que la condesa, Elvira de Zúñiga, era prima de la Reina por parte de la rama Trastámara, los Manriquez y los Enriquez. Además, el segundo hijo de la condesa, Gutierre de Sotomayor, conocido como “El conde Lozano”, estaba casado con Doña Teresa Enríquez, prima hermana del rey Fernando el Católico.
Es sabido que la condesa, Elvira de Zúñiga, era prima de la Reina por parte de la rama Trastámara, los Manriquez y los Enriquez. Además, el segundo hijo de la condesa, Gutierre de Sotomayor, conocido como “El conde Lozano”, estaba casado con Doña Teresa Enríquez, prima hermana del rey Fernando el Católico.
Gutierre de Sotomayor
luchó en la guerra de Granada, en la que tuvo una intervención decisiva,
salvando al rey Fernando de una emboscada y muriendo, posteriormente, en la
misma.
El propio Rey acompañó su
cadáver hasta Belalcázar, donde se quedó para dar consuelo a la Condesa Doña
Teresa y sus hijas.
Por lo tanto, no solo los
Reyes habrían hecho una parada en Belalcázar cuando marchaban hacia la
Conquista, sino también al regreso.
Sin duda, los Reyes obtuvieron
ayuda, tanto económica, de caballería y de soldados, de su prima.
Tal y como ya se ha
expuesto antes, la condesa y sus hijas se retiraban con frecuencia a Santa
Clara, por lo que la Reina bien podría haberse desplazado a dicho lugar para
verlas.
En aquella época, aunque
el convento era de clausura y se regía por las reglas de estricta pobreza que
estableció Fray Juan de la Puebla, no es menos cierto que disponía de mucha
riqueza que conseguían, principalmente, de tres formas:
- · En primer lugar, de las cuantiosas dotes de las profesas nobles.
- En segundo lugar, de las donaciones que hacían las personas que tenían fe y querían que sus bienes sirvieran a tal fin y,
- Por último, de las rentas generadas por las tierras que poseían, los zensos y los molinos harineros.
En el convento había también viudas que al quedar
solas ingresaban en el mismo, tal es el caso de doña Ana de Medina y Pizarro, Vdª de
don Agustín Sendín de Paramato.
Son muchísimos los documentos que se encuentran en los protocolos notariales de Hinojosa del Duque de los bienes que poseían y que administraba un mayordomo que vivía en la Villeta de Santa Clara.
Por tanto, el convento
aportaría ayuda económica a la reina Isabel para ayudar en la Conquista, de ahí
que, como contrapartida, se consiguiera, entre otros privilegios, la exención de tributos reales a los
vecinos de dicha Villeta.
Tras las
desamortizaciones y guerras fue perdiendo su riqueza. Durante la Guerra Civil
fue usado por los contendientes como cuartel de caballería y se quemaron y
desvalijaron muchos cuadros y objetos del monasterio. Durante este tiempo las
monjas abandonaron el convento, regresando nuevamente al finalizar la
contienda.
Como prueba de lo
expuesto inserto recortes de documentos donde se mencionan algunos cuadros que
había en el convento, de donaciones de tierras al mismo y de dotes de las
novicias.
ESCUDO
DE ZÚÑIGA
Otra curiosidad es que
hay un escudo de los Zúñiga que tiene la banda al revés, de derecha a izquierda,
en lugar de izquierda a derecha, como se encuentran en el resto de escudos del
propio monasterio y del castillo.
Si hubiese sido un error
del pintor, lo más lógico es que lo hubiesen mandado retirar y poner otro en su
lugar.
Desconocemos qué
significado tiene, pero cabe señalar que existen asimismo otros escudos que
presentan esta particularidad, como el de los Arias Saavedra Ribadeneira Zúñiga,
sito en Talarrubias y otro que se encuentra en un pendón del duque de Ribas
Arias de Saavedra, que se encuentra en el Palacio de Viana.
TÚNEL
DE LOS CINCO MÁRTIRES A SANTA CLARA.
Otra de las leyendas populares
en nuestra localidad, narra la existencia de túneles que unen el Castillo con
los Cinco Mártires de Marruecos y Santa Clara.
En la actualidad, solo
tenemos constancia del túnel que une Los Cinco Mártires con Santa Clara, del
cual se puede ver un trozo en el arranque de Los Cinco Mártires. De este, conocemos
gran parte de su trazado. Espero que
pronto se pueda poner en valor parte del mismo, pues sería una cosa
inédita en nuestra Comarca.
Del resto de túneles del
castillo tenemos indicios de su trazado, pero hay que seguir investigando al
respecto.
Este documento de 1788, que se lee perfectamente, contiene la dote de Ramona Palomo de Medina y Tocados, que ascendía a 1000 ducados y además de la dote debían pagar “trascripción literal del
documento” los alimentos previstos, ajuar, propinas y demás gastos que es
costumbre según las leyes y estatutos de este convento.
El Ducado no era una
moneda en sí, sólo era una equivalencia que se usaba en el siglo XVIII cuando se hablaba de cifras importantes. Un Ducado equivalía a 11 reales de plata.
1 Real de plata valía 2,5
Reales de Vellón.
1 Real de plata valía
también 34 maravedís.
O sea la dote ascendía a 34.000 maravedís.
Documento cedido por Cándido Gómez Suárez
DOCUMENTO DE DONACIÓN DE TIERRAS
Escritura de donación que el señor don Francisc o de Zúñiga y Sotomayor,
duque de Béjar y conde de Belalcázar hizo al convento de Santa Clara de la
columna de un pedazo de tierra, 3 de abril de 1580.
DOCUMENTO DE ZENSOS
Los zensos son contratos por el que se
grava un inmueble y en virtud del cual se obliga a quien disfruta de él al pago
de una pensión anual en concepto de interés de un capital invertido por el
propietario o de reconocimiento del dominio directo que se transmite con la
cesión del inmueble.
El presente documento grava inmuebles en nuestra población, Monterrubio de la Serena y Castuera.
Documento cedido por Cándido Gómez Suárez
DOCUMENTOS DE ALGUNAS POSESIONES DESAPARECIDAS DEL MONASTERIO
Esta obra es una reproducción
digital de un documento propiedad del Ministerio de Cultura que ha sido objeto de un proyecto
de restauración y digitalización por el Instituto del Patrimonio Cultural de España y se
conserva, en depósito, en la biblioteca Tomás Navarro Tomás del CSIC.