Los pozos de nieve o neveros artificiales ya se usaban en tiempos de los romanos y se han seguido utilizando hasta la invención del frigorífico ya en el siglo XX.
Las utilidades del hielo eran varias, se usaba con fines medicinales, de conservación de alimentos y para el consumo de bebidas, helados y comidas frías.
La forma de producir el hielo empezaba con la recogida de la nieve durante el invierno o principios de primavera. Una vez recogida se trasladaba al pozo de la nieve, donde se compactaba con pisones de madera hasta conseguir el grosor deseado. Una vez conseguido el grosor de la futura barra de hielo, se colocaba una capa de paja y se empezaba a compactar otra capa y así sucesivamente hasta llenar el pozo.
Foto del pueblo vista desde la actual Gasolinera cedida por Luis Gómez.
Cuando la nieve escaseaba, se iba a por ella con carros y se cubrían largas distancias, empleándose también el hielo producido por las fuertes heladas de nuestra zona y que llegaba a congelar los arroyos, que por entonces corrían con agua clara sin contaminar.
Compactando la nieve y el hielo se conseguía que tuviese menos volumen y que tardara más tiempo en derretirse. Para conservarla más tiempo, además, el pozo se cubría con paredes gruesas y una cubierta de bóveda de ladrillo o de tejado de teja protegiéndola del sol y de la lluvia.
Las barras de hielo se cortaban y comercializaban por la noche a lomos de caballerías y carros para evitar las altas temperaturas diurnas, cubriéndola con corcho tanto en el acarreo como en la venta.
En el Valle de los Pedroches, que yo tenga constancia, solo existe en la actualidad, el pozo de la nieve de Dos Torres y el de Belalcázar.
De nuestro pozo, sabemos que ya existía en el año 1700 ya que Cándido Gómez ha encontrado el testamento de BARTOLOMÉ DE MEDINA MUÑIZ ATIENZA Y CABEZA DE VACA que fue cura rector de las iglesias de Belalcázar y abogado de los consejos reales.
Bartolomé, que vivía en la antigua calle Corredera, actual calle Federico García Lorca, dispone la fundación de una obra pía y lega "un pozo de nieve", un molino de harina cerca del castillo y varios bienes más cuyos beneficios son para los pobres de Belalcázar, dejando, además, el legado de que todos los años se dispense una arroba de nieve al convento de San Francisco o de los Cinco Mártires de Marruecos.
En el testamento se establece que sea enterrado en la capilla de La Resurrección “actual capilla de la Borriquita” de la parroquia de Santiago el Mayor.
Dicho testamento sitúa el pozo en la calle Palacios, actual calle Sebastián de Belalcázar, extramuros de la villa en el camino del castillo.
Dicho testamento sitúa el pozo en la calle Palacios, actual calle Sebastián de Belalcázar, extramuros de la villa en el camino del castillo.
Además, Cándido, ha encontrado varios documentos, poderes a favor de Procuradores, relacionados con la venta de miles de arrobas de nieve e incluso otro documento de relación con agentes de Madrid sobre la licencia de explotación del pozo. Hay que tener en cuenta que en aquéllas fechas la nieve era un artículo de lujo y se gravó por la corona con un impuesto especial por las enormes fortunas que se hicieron.
No obstante he encontrado
otro en la puerta de la actual casa de “La Perla”, junto al camino del
castillo, antiguo camino de Almadén.
El pozo en la actualidad se encuentra cegado, se llenó de escombros para evitar que las ovejas cayeran en el interior del mismo. No obstante, su actual propietario, D. Manuel Blázquez Balsera, muestra su total disposición a su posible restauración y puesta en valor.
Esperamos que pronto pueda ser restaurado y visitado contribuyendo de esta forma a completar la visita turística a nuestro pueblo.
TESTAMENTO DE DON BARTOLOMÉ DE MEDINA MUÑIZ