Situar los castillos en
alto facilita tanto la visión de un hipotético enemigo acercándose, como la
dificultad de su asalto. No obstante la dificultad de acceso natural del lugar
y la de las defensas con que se dote un castillo no lo hacen invencible. Queda
la posibilidad de un sitio, más o menos prolongado, que termine rindiendo a los
defensores por hambre y sed.
Por eso de la importancia
que reviste el aprovisionamiento y almacenamiento de agua.
Un viejo refrán dice:
castillo sin aljibe, enemigo dentro.
Nuestro conde, como todo
constructor de una fortaleza, estudió el problema e intentó resolverlo según
sus distintas posibilidades.
El sistema más extendido,
y sin duda el más seguro y operativo, es contar con uno o varios pozos,
asegurándose así el suministro constante.
Según Mora-Figueroa.
sobre un estudio de 423 castillos el 71% de ellos contaba con pozo, un 24%
tenían más de uno, el 28% lo tenían situado en la torre del homenaje, o se
accedía a él por ésta, frente a un 23% que lo tenían en otras torres del
recinto.
El aljibe sigue en
importancia a los pozos. Un aljibe consiste en un almacén de agua, cisterna que
está generalmente hecha de mampostería y destinada a recoger la lluvia desde
las techumbres y patios, por medio de conductos o traída desde otro lugar.
Ya sea por seguridad, por
comodidad, o por ambas razones simultáneamente, es frecuente contar con más de
un aljibe. A fin de impermeabilizar el aljibe se enlucía el interior con una
masa mitad de cal y mitad de arena.
Los aljibes suelen, aún
hoy, conservar un color rojizo en su enlucido interior, que es consecuencia de
haber aplicado en sus paredes una mezcla hecha a base de óxido de hierro,
resina de lentisco, arcilla roja y otros con el propósito de evitar que el agua
se corrompiera.
El aljibe subterráneo es
una edificación abovedada y recubierta de pintura impermeable denominada
almagra, el cual podía contar también con respiraderos para evitar la corrupción.
Había ciertos casos en
que el suministro de agua se encontraba fuera del castillo, pero a una
distancia razonable. El acceso a esa fuente de agua se podía realizar de varias
formas. Una era realizar una mina de agua.
Otro sistema era
construir torres albarranas, fortificación consistente en un lienzo de muralla
que partiendo del recinto principal permite el acceso protegido al río, lago,
venero, etc.
Menos frecuente es
realizar una presa a fin de remansar el agua.
Bien, pues todos estos
sistemas descritos los utilizó el conde en el aprovisionamiento de agua al castillo:
1.- Dentro de la torre
del homenaje encontramos un pozo y otro en la torre oeste.
2.- En el centro de patio
del antiguo claustro encontramos un aljibe.
3.- De la época árabe se
conserva junto a la muralla exterior una noria que también suministraba agua a
la fortaleza.
4.- La torre albarrana,
conocida como torre de los Vargas recogía agua del arroyo Gaete “Caganchas”
remansada en una presa que lo cruzaba en este punto.
Además frente al castillo
en la falda de una loma, sobre la margen derecha del arroyo Caganchas se
encuntra el Pilar denominado “El Chorrito”. Consiste básicamente en un pilar o
pared de piedra rematado en un frontón en su parte superior. Fue construido por
los condes, porque tenía las armas de éstos. Su agua es la mejor de cuantas
fuentes hay en el pueblo aunque no es demasiado abundante; tal vez lo fuese
cuando servía a las tenerías que antiguamente hubo en este sitio.
5.- Pero sin duda las
obras más grande y costosa fue la construcción de las muchas minas de agua para
llevar el pilar que estaba en la calle Pilarcete y que servía para dar agua al
ganado trashumante que acampaba en el ejido del Domadero, actual barrio del
Quinto Centenario, al nuevo Pilar junto a la fortaleza, cuya ejecución fue
costeada a medias por el concejo y el conde.
Según datos de Jose Maria
de las Casas Deza:
“Se construyó por los años 1570 no por los
condes de Belalcázar y Duques de Bejar solamente, sino a costa de estos señores
y de la Villa: se obligó D. Francisco de
Zúñiga y Sotomayor por escritura pública otorgada en la villa de Bejar ante
Antonio Tarancón a pagar la mitad del costo de su traslación a este sitio, y
del que fue necesario hacer nuevas minas de agua que se le aumentaron y limpiar
las antiguas, quedando la otra mitad de dicho costo a cargo de los bienes y
propios de la villa, cuyo concejo otorgó igualmente escritura al efecto ante D.
Miguel Gutierrez. Las minas nuevas que se construyeron son de bóveda de ladrillo
y de altura de nueve pies.”
El Pilar, que es notable por su grandeza y
abundancia de agua, está en sitio algo
profundo, y le rodea un antepecho y balaustrada de piedra. Se trata de una
fuente constituida por un pilar octogonal de 1,60 m. de lado al que se accede
por medio de unos escalones de granito. Presenta una profundidad al interior de
70 cm. A el vierten agua cuatro caños de bronce.
El agua vertida por los
cuatro caños de la fuente y recogida en el pilar octogonal pasa a continuación,
por debajo de la superficie visible, a un gran pilar abrevadero de planta
rectangular con unas medidas de 40 m. de longitud por 8 m. de ancho y 65 cm. de
altura.
El pilar ha mantenido
tradicionalmente, desde su construcción, un uso múltiple.
El primero, el de abastecer
a la población, pues la zona de la pilastra, por donde salen los caños, y el
pilarillo octogonal está diseñada de forma que resulte
fácil el acceso para recoger el agua en cántaros y vasijas, susceptibles de ser
encajadas en los orificios circulares labrados en las losas de piedra situadas
bajo los caños.
El segundo, proveer al consumo
animal, finalidad que evidencia el gran pilar abrevadero de 40 m. de longitud,
si bien por su altura solo pueden abrevar caballerías y ganado mayor, de forma
que debe haber sido usado sobre todo por arrieros y vaqueros.
El tercero, atender a las
necesidades del lavado de ropa de los vecinos de la villa. A tal fin, parte del
agua que vierte el pilar y toda la que sale de la fuentecilla anexa surten a un
lavadero público techado y de considerables dimensiones cuyo aceptable estado
de conservación demuestra su utilización hasta tiempos recientes.
Por último, el agua
sobrante para el riego de huertas, gracias a la posibilidad de
almacenarlas en dos albercas cercanas, situadas junto al arroyo.
RESTAURACIONES:
Los lavaderos fueron
restaurados por el Ayuntamiento en el año 2001, el presupuesto total ascendió a
5.580 €.
En el año 2007, la noria árabe junto con los dos pilares han sido protegidos por la Junta de Andalucía como conjunto hidrográfico del castillo.
En el año 2007, la noria árabe junto con los dos pilares han sido protegidos por la Junta de Andalucía como conjunto hidrográfico del castillo.
En el año 2008 por parte de la Junta de Andalucía se mejoró la fuente y su entorno por un valor que superó los 360.000 € y por el Ayuntamiento de Belalcázar se
arreglaron las bajadas laterales desde la calle Séneca con un coste de, 113.974
€ la izquierda y de 107.012 € la derecha.
MINAS DE AGUA
En el año 2015, tuve la
suerte, de acompañar a miembros del grupo de espeleólogos del G-40, sección
cordobesa, Abén, Enma, Juan Antonio, Pancho y Gloria, que inspeccionaron algunas de las minas de agua del pilar y me facilitaron las fotos que expongo.