jueves, 8 de noviembre de 2018

SANTA CLARA


HISTORIA DEL MONASTERIO 

Se encuentra en la Villeta de Santa Clara, situada en la vereda que conduce a El Viso de los Pedroches, a unos 900 metros del casco urbano del pueblo de Belalcázar.
Tiene una extensión de unos veinticinco mil metros cuadrados de los cuales hay edificados casi siete mil metros. Por su extensión, sus artesonados policromados y arquitectura, en la que destacan los cuatro tipos de armaduras mudéjares, está considerado el segundo monumento histórico-religioso, en importancia, de la provincia de Córdoba, después de la Mezquita-Catedral.
Fue fundado en el año 1.476 por la primera condesa de Belalcázar, Elvira de Zúñiga. En un principio, fue construido para albergar a los frailes Franciscanos por lo que se le puso el nombre de monasterio de San Francisco.
Tanto Doña Elvira, como sus hijas, acudían con gran asiduidad a este monasterio para rezar y retirarse a la meditación, por lo que construyeron unas casas colindantes para ellas y sus criados, formando de esta forma la mencionada Villeta de Santa Clara. Para incentivar que fuesen habitadas, a las personas que ocuparon estas casas les perdonó el tributo que debían de pagarle y además obtuvo privilegios de los Reyes Católicos para que tampoco pagasen los tributos que debían a la Corona Real.
Cuando muere Doña Elvira (1.483) sus hijas Leonor e Isabel deciden profesar la religión católica, como monjas de clausura, en un convento contiguo al de los frailes. Pero ante lo poco acertado de la proximidad de ambas congregaciones se aconsejó la separación de dichas comunidades.



De este modo, las monjas se quedaron con todo el recinto y a los frailes se les construyó otro edificio más cercano al pueblo.
Este nuevo convento de frailes, construido por Doña Teresa Enríquez, dado que su construcción comenzó el día de la onomástica de Los Cinco Mártires de Marruecos, fue denominado de San Francisco de los Cinco Mártires de Marruecos.  
Autorizado por bula de Inocencio VIII en 1486, por mediación de Fray Juan de la Puebla, los frailes tomaron posesión del mismo en 1490.
Documento cedido por D. Cándido Gómez Suárez, es una Carta remitida por Juan Manuel Marmolejo a Wenceslao de Argumosa en la que le adjunta las bulas del papa, Inocencio VIII por la que se fundan los Conventos de Santa Clara y de San Francisco en la villa de Belalcázar (Córdoba) ya que María Josefa Pimentel Téllez-Girón, XIII duquesa de Béjar y XII condesa-duquesa de Benavente quiere saber si puede reclamar el terreno del segundo convento por su supresión.

Este nuevo monasterio contó con una comunidad de entre 30-40 religiosos y dispuso de estudios de Teología.
Además, el cardenal Fray Francisco de los Ángeles Quiñones, en 1.533, emitió indulgencias para este convento, al encontrarse en él las reliquias de Dos de las Once Mil Vírgenes: Santa Eulalia y Santa Manila.
El antiguo Convento de los franciscanos fue ocupado por las monjas, que esperaban ansiosas el traslado de los Franciscanos a su nuevo convento, también en el año 1.490.
Vinieron a este lugar monjas procedentes del Convento de Nuestra Señora de la Consolación de Calabazanos (Burgos), trayendo un trozo de la Columna en la que ataron a Jesucristo para azotarle. Llegaron el 21 de febrero de 1.494 y desde entonces se llamó Convento de Santa Clara de la Columna, sujeto a la custodia de Santoyo.
En el año 1.493, tanto Santa Clara de la Columna como Los Cinco Mártires de Marruecos son desligados de la Custodia de Santoyo y pasaron a ser acogidos a la de Santa María de los Ángeles, fundada por Fray Juan de la Puebla, hijo de Doña Elvira de Zúñiga.


A partir de este momento el monasterio va sufriendo ampliaciones y modificaciones para adaptarlo a las necesidades de los condes y de las nuevas inquilinas, ya que las reglas de una orden masculina son diferentes a las femeninas.
Así, por parte de los condes, se añade una nueva dependencia paralela a la iglesia para que sirviera de panteón familiar. Esta nueva dependencia se bautizó con el nombre de capilla de San Benito, hoy conocida como Capilla del Santísimo.
En su última voluntad y testamento, firmado el 1 de noviembre de 1544, Francisco de Zúñiga y Guzmán Sotomayor, tercer duque de Béjar, pidió que lo enterraran con el hábito de un franciscano en medio de las tres pequeñas capillas del monasterio de San Francisco en Belalcázar.
Hasta que este fuera terminado, su cuerpo debía reposar en la capilla de San Benito del convento de Santa Clara. Dio instrucciones de seguir su entierro con nueve días de "misas cantadas y Oficio de Difuntos”, para lo cual mandó hacer diez libros de coro de Oficios.
El convento de Santa Clara de la Columna disponía de estos diez magníficos libros de coro, donados por el Duque para completo uso de los Franciscanos, que se encuentran ahora en la biblioteca The Hispanic Society of America in New york". Están decorados en estilo Mudejar y tienen elaborados grabados.



"Libro Música en los Pedroches”


Por parte de las monjas se añade el dormitorio alto, ya que su regla establecía que debían dormir juntas en la misma habitación, la enfermería baja para el verano y la enfermería alta (sala del barco) para el invierno.

Fue declarado bien de interés cultural “BIC” el 27 de agosto de 1982.
En el año 1992 y dado el estado ruinoso del edificio de los Cinco Mártires, se deciden trasladar los restos mortales de la familia condal, que seguían enterrados en el mismo, al convento de Santa Clara de la Columna, donde permanecen en la actualidad.

Las dependencias con que cuenta el monasterio son todas únicas, diferentes unas de otras y es imposible determinar cual es la más bonita, pues cada una tiene su propia identidad, por lo que aconsejo al lector su visita.
Solo me limitaré a enumerarlas:



En la zona visitable encontramos: La iglesia, el claustro principal o patio de los naranjos, el refectorio, la sala capitular, las celdas de los frailes franciscanos, la celda de Sor Felipa de la Cruz, el coro alto, la sala de columnas, el dormitorio alto, la enfermería baja, la enfermería alta o sala del barco y la zona de la antigua viña donde está enclavada la cruz de Sor Felipa.
En la zona de clausura se encuentra: La sacristía, la capilla del Santísimo, el obrador, el conventito o dormitorio de las monjas, el antiguo cementerio, la huerta, la fuente de la Samaritana, la casa de oración y algunas dependencias auxiliares.
El monasterio empezó a ser restaurado por la Junta de Andalucía en el año 1986 y en la actualidad, año 2018, aún no ha terminado su completa restauración.

CURIOSIDADES DE SANTA CLARA

VISITA DE LA REINA ISABEL LA CATÓLICA

Se dice que en la piedra que se halla en el lado derecho de la entrada al convento, se sentó la reina Isabel la Católica cuando pasó por la Villa camino de Granada para su conquista.
Unos cronistas se hacen eco de este hecho, refiriéndose al mismo de la siguiente forma:
“La Reina Católica Doña Isabel teniendo noticias de la santidad de la comunidad de Santa Clara de la Columna pasaba hacia la conquista de Granada se hospedo en ella unos días, “con la experiencia, y trato de las religiosas comprobó la opinión y vio su religiosa virtud” y concedió a la comunidad algunas mercedes y gracias...”
Otros, sencillamente, lo ponen en duda.
En mi opinión, este hecho si tuvo lugar, pues es hecho probado que la Reina vino a nuestra Villa y muy bien pudo sentarse a descansar en la mencionada piedra esperando que abriesen la puerta, pues el viaje era muy penoso.
Pero ¿por qué pasó la Reina por Belalcázar y Santa Clara en su camino hacia Granada?
La visita pudo producirse, mejor dicho se produjo, por la relación familiar entre la Reina y la Condesa. 
Es sabido que la condesa, Elvira de Zúñiga, era prima de la Reina por parte de la rama Trastámara, los Manriquez y los Enriquez. Además, el segundo hijo de la condesa, Gutierre de Sotomayor, conocido como “El conde Lozano”, estaba casado con Doña Teresa Enríquez, prima hermana del rey Fernando el Católico.
Gutierre de Sotomayor luchó en la guerra de Granada, en la que tuvo una intervención decisiva, salvando al rey Fernando de una emboscada y muriendo, posteriormente, en la misma.
El propio Rey acompañó su cadáver hasta Belalcázar, donde se quedó para dar consuelo a la Condesa Doña Teresa y sus hijas.
Por lo tanto, no solo los Reyes habrían hecho una parada en Belalcázar cuando marchaban hacia la Conquista, sino también al regreso.
Sin duda, los Reyes obtuvieron ayuda, tanto económica, de caballería y de soldados, de su prima.
Tal y como ya se ha expuesto antes, la condesa y sus hijas se retiraban con frecuencia a Santa Clara, por lo que la Reina bien podría haberse desplazado a dicho lugar para verlas.

Por otro lado, qué mejor sitio para finalizar la etapa del camino y descansar que la casa de un pariente, especialmente si se trata de un palacio fortaleza como la que estos tenían.
En aquella época, aunque el convento era de clausura y se regía por las reglas de estricta pobreza que estableció Fray Juan de la Puebla, no es menos cierto que disponía de mucha riqueza que conseguían, principalmente, de tres formas: 
  • ·     En primer lugar, de las cuantiosas dotes de las profesas nobles.
  •    En segundo lugar, de las donaciones que hacían las personas que tenían fe y querían que sus bienes sirvieran a tal fin y,
  •    Por último, de las rentas generadas por las tierras que poseían, los zensos y los molinos harineros.
     En el convento había también viudas que al quedar solas ingresaban en el mismo, tal es el caso de doña Ana de Medina y Pizarro, Vdª de don Agustín Sendín de Paramato.

     Son muchísimos los documentos que se encuentran en los protocolos notariales de Hinojosa del Duque de los bienes que poseían y que administraba un mayordomo que vivía en la Villeta de Santa Clara.
Por tanto, el convento aportaría ayuda económica a la reina Isabel para ayudar en la Conquista, de ahí que, como contrapartida, se consiguiera, entre otros privilegios, la exención de tributos reales a los vecinos de dicha Villeta.
Tras las desamortizaciones y guerras fue perdiendo su riqueza. Durante la Guerra Civil fue usado por los contendientes como cuartel de caballería y se quemaron y desvalijaron muchos cuadros y objetos del monasterio. Durante este tiempo las monjas abandonaron el convento, regresando nuevamente al finalizar la contienda.
Como prueba de lo expuesto inserto recortes de documentos donde se mencionan algunos cuadros que había en el convento, de donaciones de tierras al mismo y de dotes de las novicias.

ESCUDO DE ZÚÑIGA

Otra curiosidad es que hay un escudo de los Zúñiga que tiene la banda al revés, de derecha a izquierda, en lugar de izquierda a derecha, como se encuentran en el resto de escudos del propio monasterio y del castillo.
¿Es un error del pintor o tiene un significado?
Si hubiese sido un error del pintor, lo más lógico es que lo hubiesen mandado retirar y poner otro en su lugar.
Desconocemos qué significado tiene, pero cabe señalar que existen asimismo otros escudos que presentan esta particularidad, como el de los Arias Saavedra Ribadeneira Zúñiga, sito en Talarrubias y otro que se encuentra en un pendón del duque de Ribas Arias de Saavedra, que se encuentra en el Palacio de Viana.

TÚNEL DE LOS CINCO MÁRTIRES A SANTA CLARA.

Otra de las leyendas populares en nuestra localidad, narra la existencia de túneles que unen el Castillo con los Cinco Mártires de Marruecos y Santa Clara.
En la actualidad, solo tenemos constancia del túnel que une Los Cinco Mártires con Santa Clara, del cual se puede ver un trozo en el arranque de Los Cinco Mártires. De este, conocemos gran parte de su trazado. Espero que  pronto se pueda poner en valor parte del mismo, pues sería una cosa inédita en nuestra Comarca.
Del resto de túneles del castillo tenemos indicios de su trazado, pero hay que seguir investigando al respecto.


DOCUMENTO DE DOTE
Este documento de 1788, que se lee perfectamente, contiene la dote de Ramona Palomo de Medina y Tocados, que ascendía a 1000 ducados y además de la dote debían pagar “trascripción literal del documento” los alimentos previstos, ajuar, propinas y demás gastos que es costumbre según las leyes y estatutos de este convento.
El Ducado no era una moneda en sí, sólo era una equivalencia que se usaba en el siglo XVIII cuando se hablaba de cifras importantes. Un Ducado equivalía a 11 reales de plata.
1 Real de plata valía 2,5 Reales de Vellón.
1 Real de plata valía también 34 maravedís.
O sea la dote ascendía a 34.000 maravedís.
Documento cedido por Cándido Gómez Suárez
DOCUMENTO DE DONACIÓN DE TIERRAS 
Escritura de donación que el señor don Francisco de Zúñiga y Sotomayor, duque de Béjar y conde de Belalcázar hizo al convento de Santa Clara de la columna de un pedazo de tierra, 3 de abril de 1580. 


DOCUMENTO DE  ZENSOS

Los zensos son contratos por el que se grava un inmueble y en virtud del cual se obliga a quien disfruta de él al pago de una pensión anual en concepto de interés de un capital invertido por el propietario o de reconocimiento del dominio directo que se transmite con la cesión del inmueble.
El presente documento grava inmuebles en nuestra población, Monterrubio de la Serena y Castuera.
Documento cedido por Cándido Gómez Suárez
DOCUMENTOS DE ALGUNAS POSESIONES DESAPARECIDAS DEL MONASTERIO
Esta obra es una reproducción digital de un documento propiedad del Ministerio de Cultura que ha sido objeto de un proyecto de restauración y digitalización por el Instituto del Patrimonio Cultural de España y se conserva, en depósito, en la biblioteca Tomás Navarro Tomás del CSIC.